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LA TERCERA Domingo 4 de marzo de 2007

Las reuniones de apoderados con queque y termos con café han pasado de moda. La nueva tendencia, que cada vez gana más adeptos entre los colegios particulares pagados, es reemplazarlas por entrevistas personales con el profesor y ofrecer acceso a las notas del alumno y comunicaciones a través de la página Web del colegio. A ello se agregan como máximo dos reuniones por año: una en marzo para dar a conocer aspectos administrativos como el calendario para el periodo escolar y otra en diciembre, una vez finalizadas las clases, cuando se entregan las notas y los certificados.

“Cada niño es un caso aparte. Por eso, como una forma de lograr un feedback mutuo, los invitamos a que vengan personalmente a buscar las notas de mano del profesor jefe, así podemos revertir situaciones, conversar caso a caso y preguntar lo que quieran. Además, tienen acceso a la página Web del colegio y pueden pedir entrevistas cuantas veces quieran”, explica Mónica Adriasola, directora del Southern Cross School, colegio que tiene este sistema desde sus inicios.

Una medida que no sólo es fuertemente criticada por los expertos educacionales, sino que va en contra de lo que las últimas investigaciones en educación en el mundo han subrayado: los factores familiares determinan hasta el 60% del rendimiento académico. En Chile, es el 50%, señala Claudia Romagnoli, coordinadora del Programa Valoras de la UC.

Como factores familiares no sólo se incluye el nivel socioeconómico de los padres, sino el clima familiar (reglas claras, supervisión de los estudios, preocupación por lo que los niños aprenden en el colegio) y apoyo en materiales y contenidos educativos. La reforma  educacional chilena también ha recogido parte de esta tendencia, pues un capítulo entero del nuevo programa está orientado a mejorar la participación de los padres en el colegio.
“Tener una reunión a inicio de  año y otra al final no sirve. En marzo los alumnos no han  entrado en el proceso de escuela como para que los padres puedan conversar juntos problemas que los atañen en común, y en diciembre, cuando las clases ya han terminado, es muy tarde para resolver cualquier cosa”, dice Romagnoli.

Con café y queque

“Tenemos dos reuniones generales al año, pero como en ellas no hay instancia personal de conversación, los convocamos a entrevistas personales”, explica John Mackenzie, director del Dunalastair, establecimiento que comenzó a aplicar el sistema hace un par de años.

Como la mayoría de los colegios, ven en la nueva tendencia más beneficios que problemas. “Si los papás quieren tratar temas puntuales se puede convocar a más reuniones”, explica Mackenzie.

Pero en la práctica ello no sucede casi nunca y las consecuencias negativas terminan superando a las ventajas. “Los papás no se conocen, no saben lo que están pasando o viviendo sus hijos y aparece el conflicto, pues las decisiones se toman sin consenso, sólo se informan”, explica René Donoso, coordinador de la unidad de apoyo a la transversalidad del Mineduc. La solución tampoco es tener más reuniones como tradicionalmente se conciben. “La historia ha ido desprestigiando a las reuniones, transformándolas en un espacio burocrático en que se hacen exigencias a los apoderados y en una entrega unilateral de información”, agrega.

Con este diagnóstico coincide Romagnoli: “Los canales de participación entre colegios y apoderados han sido tradicionalmente pobres: los colegios comunican poco, escuchan poco a los padres y la relación está centrada en la atribución-culpa, los apoderados culpan al colegio y viceversa”. La especialista de la UC reconoce que los colegios no se dedican a planificar la relación con los apoderados, a decidir en qué canales favorecerán la  participación ni de qué forma la llevarán a la práctica. Así, si hay una relación fluida muchas veces depende más del carisma del director que de un trabajo estratégico.

Por eso, los expertos recomiendan que las entrevistas personales no sustituyan a las  reuniones, porque no tienen la misma función, propiciar la mayor cantidad posible de encuentros grupales con los padres -ojalá cuatro al año- y definitivamente reformularlos.

Porque una reunión debiera ser más que una instancia para organizar un asado o una kermesse, sino un espacio educativo clave para el desarrollo integral de los niños. Para compartir problemas comunes que los aquejan como salidas nocturnas, hábitos de estudio o problemas de bullying. Con ellas mejoran los resultados académicos, porque los padres saben en qué están sus hijos y éstos perciben el compromiso de sus progenitores, se reducen los problemas de disciplina, mejora la calidad de las tareas y trabajos, se aliviana la tarea al profesor, y se ayuda a los colegios a maximizar los recursos y a lograr de mejor forma los objetivos transversales.

Expertos proponen conversar primero con el menor y no preguntar temas privados
Guía para sacarle el máximo provecho a la reunión

Rescatar el verdadero espíritu de las reuniones de apoderados. Ese es el lema en que están enfocados el Mineduc y Valoras UC, con sus guías para que las instancias formales de diálogo entre los papás y profesores sean aprovechados. Aquí algunos consejos.

Para los papás:
Antes de la reunión o entrevista con el profesor converse con su hijo/a sobre su trabajo escolar y comente sus calificaciones, logros y dificultades. Escriba las preguntas que le surjan.

La reunión es un momento para discutir problemas de disciplina o hábitos de estudio, pero no para preguntar por temas personales. Eso se puede hacer al finalizar el encuentro en privado con el profesor o en la entrevista personal.

Después de la entrevista converse con su hijo/a sobre ésta. Sea positivo y menciónele sus fortalezas y las áreas en las que necesita hacer más esfuerzo.

Haga un plan con su hijo, considerando cómo trabajarán juntos en las áreas que necesita mejorar. Siga cuidadosamente el plan.

Para los profesores:

Antes de la reunión, se recomienda planificarla en función de los intereses e inquietudes de los padres.

Se recomienda generar un clima de horizontalidad y calidez: poner las sillas en círculo y exponer los trabajos de los niños en los muros, empezar y terminar la reunión con una dinámica grupal.

Sólo al final dejar un tiempo para los recados, cuotas, reclamos. Más información en www.valorasuc.cl


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