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En la últimas décadas, la economía japonesa se ha expandido rápidamente. La base industrial del país, que antes se basaba en las industrias ligeras, recae ahora en las industrias pesadas, químicas y electrónicas, que juntas constituyen al menos los dos tercios del valor total de las exportaciones anuales. En 1994, el producto interior bruto (PIB) de Japón fue de 4,59 billones de dólares, uno de los mayores del mundo. El presupuesto nacional estimado para 1994 establecía ingresos de 72.354.800 millones de yenes (lo que equivalía a 730.143.380.000 dólares) y una cifra de gastos similar.

Antes y durante la II Guerra Mundial, la mayor parte de la economía japonesa estaba controlada por una docena de familias acaudaladas, denominadas colectivamente como zaibatsu (‘camarillas ricas’). Las familias más importantes fueron Mitsui, Iwasaki (operando bajo el nombre de la compañía Mitsubishi), Sumitomo y Yasuda; controlaron la mayoría de las industrias de carbón, hierro, pulpa y aluminio. En 1945 y 1946, las autoridades de la ocupación aliadas disolvieron la propiedad familiar de estos inmensos consorcios industriales, aunque las empresas permanecieron intactas y aumentaron incluso en poder económico al englobar otras actividades, como los transportes por vía marítima, la banca y otras industrias.

Agricultura

La población agraria ha descendido en los últimos años, pero la importancia de la agricultura no ha disminuido. Más del 40% de la tierra cultivada se dedica a la producción de arroz, que, a mediados de la década de 1990, representó aproximadamente un tercio del total de los ingresos producidos por los cultivos agrícolas. El arroz sigue siendo la base de la dieta japonesa; a pesar de esto, las alteraciones en la dieta nacional y el desarrollo de mejores tipos de arroz cultivado han ocasionado una superproducción importante. Otros cultivos importantes en Japón son los cereales, como el trigo y la cebada.
A principios de la década de 1990, la producción anual en toneladas métricas era arroz (10,6 millones), patatas o papas (3,8 millones), remolacha azucarera o betabel (3,7 millones), caña de azúcar (2,2 millones), rábanos (2,5 millones), mandarinas (1,6 millones), coles (1,6 millones), batatas (1,3 millones), coles chinas (1,3 millones), cebollas (1,3 millones) y pepinos (980.000). También se cultivan melones, tomates, manzanas, trigo, habas de soja, té, tabaco y otras frutas y verduras.
Debido a la escasez de la tierra cultivable y su consecuente valor, se dedica poco terreno al ganado estabulado. No obstante, a principios de la década de 1990, Japón tenía 11 millones de cabezas de ganado porcino, 5 millones de ganado vacuno y 336 millones de aves de corral. La tierra cultivable está dividida en pequeñas granjas y casi el 70% de estas tierras consisten en granjas de 1ha o menos. Muchos granjeros también trabajan a tiempo parcial en la industria. La tierra se labra intensivamente; casi todas las granjas tienen electricidad y muchas utilizan maquinaria moderna. Los agricultores japoneses obtienen dos o más cosechas en un año; aunque la mayor parte de los suelos están exhaustos, el elevado uso de los fertilizantes químicos, especies mejoradas y avances técnicos han hecho que las granjas japonesas estén entre las más productivas del mundo.

Silvicultura y pesca

Casi dos tercios de la superficie total de Japón están cubiertos de bosque, de los que el 40% son de maderas blandas; alrededor de dos tercios del área forestal son de propiedad privada. Aunque Japón ocupa una posición destacada en la producción mundial de madera, el incremento repentino de la demanda interior de madera obliga al país a importar la mayor parte de su consumo. La tala anual de madera fue de 37,6 millones de m3 a principios de la década de 1990.
El pescado ocupa el segundo lugar en importancia en la dieta alimenticia japonesa, por lo que la producción pesquera es una de las más importantes, tanto para el mercado interior como para el exterior. La flota pesquera japonesa es una de las mayores del mundo. La pesca se puede dividir en tres categorías principales: costera, de bajura y de altura. La costera se realiza en barcos de tamaño medio y consigue una cantidad sustancial de las capturas totales, pero sólo un 25% del valor de la producción total. La pesca de altura, realizada con grandes buques que faenan en aguas internacionales, consigue una captura similar a la de la pesca costera, mientras que la pesca de bajura, en barcos pequeños, con redes o técnicas poco modernizadas, representa casi la mitad de la producción industrial total. A principios de la década de 1990 la captura anual alcanzó los 10 millones de t, principalmente sardinas, bonito, cangrejos, lucios, gambas, salmón, caballa, calamares, almejas, besugo, vieiras y atún entre otras. Además, Japón está entre los pocos países balleneros que quedan y recogen gran cantidad de algas y otras plantas marinas.

Minería

Los recursos minerales de Japón son variados pero limitados en cantidad. La caliza es la roca más explotada. También se extraen otros minerales como carbón, cobre, plomo, zinc y otras rocas como la cuarcita, pero en cantidades insuficientes para cubrir la demanda interior.

Industria

Las industrias japonesas sufrieron graves daños en la IIGuerra Mundial. Después, el país acometió una reconstrucción que dio como resultado la completa modernización de las instalaciones industriales, poniendo el énfasis en las industrias químicas y petroquímicas y en la industria de maquinaria pesada. A mediados de la década de 1950, la producción industrial había superado los niveles anteriores a la guerra; el crecimiento industrial alcanzó el 9,4% anual durante el periodo comprendido entre 1965 y 1980 y el 6,7% al año durante el periodo de 1980 a 1988. A mediados de la década de 1990, Japón era el principal país constructor de barcos del mundo y se encontraba entre los productores más destacados del mundo de productos eléctricos y electrónicos, acero y vehículos de motor. La producción de acero crudo en el mismo periodo era de unos 109,7 millones de toneladas; y la producción de hierro en lingotes, de 80 millones de toneladas. La industria nipona también producía 9,8 millones de turismos, 7,6 millones de camiones y grúas, 47,7 millones de relojes, 28,2 millones de vídeos, 14,3 millones de televisores en color, 18 millones de cámaras de 35mm, 6,1 millones de hornos microondas, 5,2 millones de refrigeradores, 4,3 millones de faxes, 2,6 millones de ordenadores, 2,3 millones de copiadoras y otros muchos aparatos eléctricos y electrónicos para el hogar y para el trabajo. Gracias a la fuerza del yen, las compañías japonesas han invertido de forma creciente en plantas industriales fuera de Japón.
A mediados de la década de 1990 Japón se encontraba también entre los principales productores mundiales de materias primas químicas básicas, de industrias textiles y de fibra sintética. Sin embargo, durante este periodo, la producción de seda y algodón disminuyó.

Energía

Japón se encuentra entre los principales países en la producción anual de electricidad. Las centrales térmicas, mediante el uso de carbón o productos del petróleo, generan el 61% de la electricidad, las instalaciones hidroeléctricas el 12% y las plantas nucleares el 27%. A principios de la década de 1990, Japón tenía una capacidad instalada de generación eléctrica de 200 millones de kW y la producción anual de electricidad era de unos 888.000 millones de kilovatios por hora.
La carencia de unos recursos de energía nacionales adecuados hace que Japón dependa de las importaciones de combustible para hacer frente a sus necesidades energéticas. Debido a las mejoras de la eficiencia y conservación energética, el crecimiento anual del consumo energético en Japón descendió desde el 6,1% durante el periodo comprendido entre 1965 y 1980 hasta el 1,9% entre 1980 a 1988, mientras que el porcentaje de los combustibles en las importaciones cayó desde el 19% al 14 por ciento.


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