Hablar de energía es tan común como hablar de música, comida o estudiar, ya que ha pasado a ser un término muy familiar y cercano. ¿Por qué? La respuesta es tan simple como decir que todo el funcionamiento del planeta se debe a la existencia de la energía.
Las energías renovables se caracterizan porque en sus procesos de transformación y aprovechamiento en energía útil no se consumen ni se agotan en una escala humana. Entre estas fuentes de energías están: la hidráulica, la solar, la eólica y la de los océanos. Además, dependiendo de su forma de explotación, también pueden ser catalogadas como renovables la energía proveniente de la biomasa y la energía geotérmica.
Las energías renovables suelen clasificarse en convencionales (tradicionales) y no convencionales, según sea el grado de desarrollo de las tecnologías para su aprovechamiento y la penetración en los mercados energéticos que presenten. Dentro de las convencionales, la más difundida es la hidráulica a gran escala.
Como energías renovables no convencionales se consideran la eólica, la solar, la geotérmica y la de los océanos. Además, existe una amplia gama de procesos de aprovechamiento de la energía de la biomasa que pueden ser catalogados como no convencionales. De igual manera, el aprovechamiento de la energía hidráulica en pequeñas escalas se suele clasificar en esta categoría.
Resumiendo
Convencionales o tradicionales: Son las que más se usan; carbón, petróleo, termo e hidroeléctrica, gas natural, biomasa y energía nuclear.
No convencionales: De uso no generalizados; solar, eólica, geotérmica, oceánica, biogas.
Fuente: Comisión Nacional de Energía