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Las hojas son las áreas fotosintéticas de la planta.

Las células fotosintéticas de las hojas son células parenquimáticas que forman dos tipos de tejidos: parénquima en empalizada, constituido por células alargadas y densamente empaquetadas ubicadas justo por debajo de la superficie superior de la hoja, y parénquima esponjoso, que consiste en células de contorno irregular situadas en el interior de la hoja y con grandes espacios intercelulares.

Estos espacios están llenos de gases, que incluyen vapor de agua, oxígeno y dióxido de carbono. La mayor parte de la fotosíntesis ocurre en las células en empalizada, que están especializadas en la captación de la luz. (Ver fotografía asociada)

 

El parénquima en empalizada y el parénquima esponjoso constituyen el tejido fundamental de la hoja, conocido como mesófilo. El mesófilo está envuelto casi herméticamente por las células epidérmicas, que secretan una sustancia cérea llamada cutina que forma una cubierta, la cutícula, sobre la superficie externa de la epidermis. Las células epidérmicas y la cutícula son transparentes, lo que permite que la luz las atraviese y penetre en las células fotosintéticas. (Ver fotografía asociada)

Las sustancias entran y salen de las hojas a través de dos estructuras completamente diferentes: los haces vasculares y los estomas. El agua y los minerales disueltos son transportados a las hojas, y los productos de la fotosíntesis son transportados fuera de ellas, por medio de los haces vasculares. Los haces vasculares atraviesan los pecíolos y se continúan con los tejidos vasculares del tallo y la raíz.

En la parte superior, una cutícula muy gruesa cubre la epidermis múltiple, así llamada porque consta de cuatro capas de células. El estoma se encuentra dentro de una cripta estomática, tapizada con pelos epidérmicos.

Las hojas presentan una variedad de formas y tamaños, que van desde frondes grandes a escamas diminutas. Estas diferencias en la morfología y tamaño guardan una estrecha relación con los ambientes en los cuales vive la planta. (Ver fotografía asociada)

a) Espinas de un nopal, o chumbera, cacto gigante fotografiado en las Islas Galápagos.

b) Hojas suculentas adaptadas al almacenamiento de agua (Sedum).

c) Zarcillo de una planta de guisante. En la planta de guisante, que tiene hojas compuestas, sólo los folíolos individuales se modifican como zarcillos; otros folíolos de hojas compuestas son aplanados, lo que proporciona una superficie amplia para la fotosíntesis.