Al finalizar la Primera Guerra Mundial, en noviembre de 1918, el rostro de Europa era otro, ya que había sufrido notables transformaciones. En lugar de las 17 monarquías y 3 repúblicas que existían antes del conflicto, quedaron 13 monarquías y 14 gobiernos republicanos.
El cambio de sistema político en gran parte del Viejo Continente, sumado a los estragos materiales causados por el conflicto bélico, originaron un tiempo de inestabilidad política y social en muchos países de la región.
La exaltación del patriotismo que surgió y se extendió por la mayoría de las naciones europeas después del Tratado de Versalles fue el caldo de cultivo para que aparecieran nuevos líderes y algunas corrientes políticas de carácter nacionalista.
Contribuyó en gran medida a delinear este esquema el antagonismo que se produjo entre las tendencias socialistas y nacionalistas. De estos troncos crecieron el fascismo italiano y el nazismo alemán. El primero propiciaba el régimen autoritario y el segundo el Estado totalitario.
En cuanto al comunismo, una vez que se hubo estabilizado en el poder en la Unión Soviética, empezó su avance ideológico en el mundo, aglutinando a grandes masas que hasta entonces eran lideradas por los socialistas.
Origen del fascismo
Al lograrse la paz, Italia se sintió defraudada por sus aliados al no otorgársele todas las reivindicaciones que pedía, creándose una situación de descontento en todo el territorio.
Los trabajadores tampoco consiguieron las reformas sociales que se les ofreció a cambio de los sacrificios en las trincheras; la clase media se empobreció, en tanto que frente a ella surgió, con gran fuerza y poder, la clase de los nuevos ricos, enriquecidos en las industrias de la guerra; los soldados sólo veían ante sí la cesantía y la miseria.
Por toda Italia se sentía este ambiente de pesimismo. A los problemas ya existentes se agregaron desmanes cada vez más frecuentes y peligrosos. Se organizaron milicias armadas, entre ellos los fasci di combattimento, cuyo jefe y creador fue Benito Mussolini, antiguo militante socialista, maestro de escuela y periodista.
Fue Mussolini quien fundó el Partido Nacional Fascista, al que ingresaron muchos jóvenes y excombatientes irritados por la deslealtad de los antiguos aliados y por el avance sostenido de los comunistas, que ya casi dominaban la península.
En pocos años Mussolini llegaría a ser el hombre fuerte de Italia, con el nombre de Duce. Creó paulatinamente un Estado totalitario corporativo y trató de resolver el problema de la superpoblación por medio de la «expansión dinámica”.
Su conquista Etiopía (1935-1936), su intervención en España (1936-1939) en favor del franquismo y la ocupación de Albania (1939) fueron seguidas por una alianza formal con Alemania (1939), con la que constituyó el Eje Roma-Berlín.
Origen del Nazismo
En Alemania, aplastada por la guerra y por su precaria situación económica, anarquizada por la rivalidad entre las fuerzas de derecha e izquierda, surgió un nuevo grupo que estaba llamado a cambiar profundamente el curso de los acontecimientos del futuro: el movimiento nacional-socialista.
Su jefe fue el austriaco Adolfo Hitler, que había participado en la Primera Guerra Mundial como soldado.
Este nuevo líder político se propuso levantar el espíritu alemán. A su entender, había que buscar las causas de la ruina económica y moral en el socialismo marxista, con su espíritu materialista; el parlamentarismo, con su irresponsabilidad, y el capitalismo financiero dominado por los judíos.
El movimiento de Hitler atrajo gran cantidad de jóvenes, obreros y clase media. Se organizaron tropas de asalto y se adoptó la cruz esvástica o gamada como insignia.
La popularidad de Hitler creció tan rápido, que ya en 1932 postuló a la Presidencia de la República contra el mariscal Paul von Hindenburg, candidato a la reelección por los socialistas y partidos de centro. No logró su propósito, pero a principios de 1933 fue nombrado Canciller del Reich.
A la muerte de Hindenburg, en 1934, Hitler pasó a ser jefe de Estado (Reich-fuhrer), suprimiendo el cargo de Presidente de la República. Propició el rearme de Alemania y desarrolló una política belicosa con el propósito de ejercer el predominio sobre Europa.
En poco tiempo estableció la dictadura absoluta, abolió los poderes estatales y redujo la vida alemana al control nazi. Repudió el Tratado de Versalles e inició una política de rearme.
Militarizó Renania en 1936 y anexó Austria en 1938. Se alió con la Italia fascista en 1936, constituyendo con ésta el Eje Roma-Berlín e intervino en la guerra civil española de 1936-1939 en favor del franquismo.
Suscribió otro tratado con Japón, formando así el Eje Tokio-Roma-Berlín.
En 1938 incorporó parte de Checoslovaquia, en virtud del Pacto de Múnich, suscrito por Alemania, Italia, Francia e Inglaterra; en 1939, el resto del país checo (Moravia y Bohemia) y Memel.
Además, reclamó derechos sobre Danzig y el corredor polaco.
Dictaduras en otras naciones
En varias otras naciones de Europa surgieron en esa misma época dictaduras de distinto cariz, algunas de ellas sangrientas.
En Hungría asumió dictatorialmente el comunista judío Bela Kun, quien fue destituido por tropas rumanas. A él siguió una dictadura de la nobleza terrateniente y de la nobleza pobre, encabezada por el almirante Nicolás Horthy, que gobernó con el título de regente.
En la naciente nación de Yugoslavia ejerció la dictadura Alejandro Karageorgevich, quien fue asesinado años más tarde por un terrorista croata.
La dictadura polaca la ejerció el mariscal Joseph Pilsudski, antiguo socialista y héroe de la lucha por la independencia.
En Turquía, en 1919, surgió como líder el joven general Mustafá Kemal.
La dictadura española de Franco
En España, en 1923, después de un golpe de Estado, asumió el gobierno el general Primo de Rivera, apoyado por el rey Alfonso XIII. Pero la oposición republicana terminó con él en 1930 v depuso al monarca en 1931.
Una nueva república surgió. En 1936, una combinación de partidos de izquierda logró la mayoría y de inmediato se produjo un movimiento militar.
La sangrienta guerra civil terminó con el triunfo de los insurgentes, en 1939, y Francisco Franco, jefe de éstos, constituyó un Estado de delineamientos corporativos.
La España fascista simpatizó con el Eje en la Segunda Guerra Mundial, pero guardo legal neutralidad.
Dictaduras en Japón
En el Extremo Oriente, Japón avanzaba a pasos agigantados hacia un militarismo que llegaría a su ápice en 1941, con el advenimiento del general Tojo al cargo de Primer Ministro, y que conduciría a este país hacia el holocausto nuclear.
Desde fines de siglo la nación nipona había sido protagonista de una serie de exitosos enfrentamientos bélicos.
Triunfó en la Primera Guerra chino-japonesa (1894-95) y en la Guerra ruso-japonesa (1904-1905), que la convirtió en una potencia mundial, posición que se ha consolidado en la segunda mitad de este siglo.
En 1910 se anexó Corea y después de la Primera Guerra Mundial obtuvo el mandato. sobre las antiguas islas alemanas del Pacífico. Ocupó Manchuria en 1931, entronizando allí el Estado títere de Manchukuo.
En 1937, cuando en Europa se creaban las condiciones que originarían la Segunda Guerra Mundial, en el Lejano Oriente se libraba la Segunda Guerra Mundial chino-japonesa.
