Al empezar a extinguirse los grandes animales los hombres se instalaron en las rutas migratorias de ellos y cerca del agua, viendo los ciclos de la vegetación. De a poco fueron realizando ensayos agrícolas que los llevo a descubrir la agricultura. Paralelamente fueron atrayendo y resguardando con cercos a los animales. A estos animales los fueron domesticando hasta desarrollar la ganadería.
Ambos procesos van a cambiar radicalmente la vida del ser humano y es lo que se conoce como Revolución Neolítica o Agrícola, dando paso al Neolítico.
Efectos de la revolución agrícola
La revolución agrícola o neolítica afectó enormemente a las sociedades del neolítico. El cambio más significativo fue que el hombre dejó de ser nómade para pasar a ser sedentario. Al ser sedentario el hombre se establece en un sólo lugar construyendo aldeas y pueblos. Este cambio se pudo realizar gracias a la agricultura y ganadería ya que con ellas el hombre se aseguraba los alimentos y ya no necesitaba desplazarse de un lugar a otro para conseguirlo.
A la vez, al vivir en un sólo lugar y tener más y mejores alimentos las personas comenzaron a vivir más años. Además, en los pueblos estaban protegidos por lo que la población comenzó a aumentar.
Al vivir en aldeas y pueblos la sociedad se fue complejizando, aparecieron múltiples labores que tuvieron que ser organizadas por un líder que dirigiera al grupo, siendo acatado y respetado por todos los miembros de la sociedad.
En las aldeas agrícolas no sólo se tuvo acceso a los animales y plantas, sino que también a materias primas como el algodón y la arcilla. Al tener mejores ténicas y más tiempo libre en las etapas de baja actividad agrícola, se fueron desarrollando técnicas como la textilería, cestería y alfarería.
