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No hay que engañarse porque nuestros huesos sean duros, pues también están expuestos a sufrir golpes o impactos que los pueden dañar. No se trata de evitar correr, saltar, jugar con tus amigos o practicar deportes, ya que tu esqueleto está preparado para eso; pero él agradecería que lo comprendieras y rehuyeras los movimientos bruscos y violentos, que no sólo afectarían a tus huesos, sino que también a tus ligamentos y tendones.

Las lesiones más comunes son las fracturas y los esguinces. Frecuentemente se producen dentro del hogar, en el colegio, en la calle y lugares de trabajo, mientras realizamos las actividades que forman parte de nuestra rutina diaria, por lo que siempre hay que estar prevenidos.

Fracturas

La rotura de un hueso se llama fractura y puede involucrar a uno o más de estos, dependiendo de su magnitud. Suceden generalmente por caídas o golpes, que con frecuencia afectan alguna parte de las extremidades superiores. Sin embargo, las extremidades inferiores tampoco están libres de sufrir fracturas, como la tibia y peroné, por ejemplo. Incluso las costillas pueden romperse.

En la mayoría de las fracturas son suficientes el yeso (cuando corresponde) y el reposo, pues quien se preocupa de reparar la fractura es el propio hueso. ¿Te acuerdas de los osteoblastos? Pues bien, ellos empiezan a actuar fabricando tejido óseo esponjoso, estimulados por el aporte extra de oxígeno que llevan los glóbulos rojos atraídos por el coágulo que se forma en la parte rota del hueso.

Existen diferentes tipos de fracturas: incompleta, en la cual el hueso no está completamente roto; completa, en la que el hueso sí está totalmente quebrado; cerrada, es aquella que no está expuesta, como en la abierta, en que uno de los fragmentos ha rasgado los tejidos cercanos y ha abierto una herida en la piel. La fractura abierta es la más grave, porque corre el peligro de que se infecte.

– ¿Qué hacer con una persona fracturada?

  • Es importante no mover al afectado sin antes inmovilizar (entablillar) la zona afectada.
  • Se debe dar un tratamiento adecuado a la fractura, ya que una mala maniobra puede producir daños a los nervios y vasos sanguíneos de la zona afectada.
  • Si la manipulación no es la adecuada, la fractura cerrada puede convertirse en expuesta (cuando el hueso se sale por la herida).
  • Si hay que retirar ropa, esta se debe cortar, para no producir movimientos bruscos, que causarían un dolor innecesario.

Esguinces

Seguramente has oído hablar de los esguinces o, por desgracia, los has experimentado. Lo que sucede es que, ante un esfuerzo violento, el hueso tiende a salirse de su posición habitual, pero no lo hace. Esto provoca un brusco estiramiento de los músculos, tendones, ligamentos y vasos sanguíneos que rodean la articulación, produciéndose a veces la ruptura de alguno de ellos.

Para tratar este tipo de lesiones te recomendamos utilizar almohadas y elevar así la articulación dañada. Además, debes colocar bolsas de hielo o compresas frías sobre la lesión por unos 30 minutos, como una forma de disminuir el dolor, e inmovilizar la zona afectada y concurrir a un centro médico.

Los síntomas de los esguinces son: dolor, hinchazón y moretón en la zona afectada. Para tratar este tipo de lesiones, te recomendamos utilizar almohadas, para elevar la articulación, colocando bolsas de hielo o compresas frías sobre la lesión por unos 30 minutos, para lograr reducir el dolor; inmovilizar la zona afectada y concurrir a un centro médico. Los esguinces más comunes son los de muñeca y tobillo.

Luxación o dislocación

Es la salida de un hueso de su articulación. Se conoce vulgarmente como zafadura que, generalmente, se produce por caídas o golpes. Se daña la articulación, ligamentos y tejidos blandos. Si sufres una luxación sentirás ciertos síntomas, como dolor, deformación, hinchazón, imposibilidad de mover la zona afectada y aparición de un moretón después de horas de producido el accidente. El tratamiento de este tipo de traumatismo incluye inmovilizar la zona afectada, reposo, aplicar compresas frías, y concurrir al médico para un tratamiento definitivo. Si sufres alguna luxación, no debes tratar de reducirla si no tienes los conocimientos y práctica en este tipo de traumatismos, porque al intentar hacerlo puedes provocar un daño.


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