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Uniendo la médula espinal y el cerebro está el tallo cerebral o tronco encefálico, de unos 7,5 cm de longitud.

Esta estructura contiene centros que regulan varias funciones vitales para la supervivencia, entre las que se incluyen los latidos del corazón, la respiración, la presión sanguínea, la digestión y ciertas acciones reflejas, como tragar y vomitar. Además, es el encargado de estimular la función reticular (del ojo) que mantiene al cerebro despierto y alerta, controlar el sueño, regular los reflejos originados en la médula espinal y mantener el tono muscular y la postura -que es la rigidez o tensión muscular que nos permite mantener la espalda erguida o en posición vertical mientras estamos de pie o sentados-.

En la parte superior del tallo cerebral está el puente de Varolio, que también recibe el nombre de protuberancia anular. Esta estructura es la parte del cerebro situada entre los pedúnculos cerebrales por arriba y el bulbo raquídeo por abajo.

El tálamo

Es una masa ovoidal gris de unos 4 cm de longitud, ubicada en la parte superior del tallo cerebral.

Está formado por una agrupación de neuronas cuya especialidad es analizar y dirigir las señales sensoriales a los centros nerviosos especializados, situados en la corteza cerebral.

En torno al tálamo se encuentran los ganglios basales, masas circulares de materia gris situadas en lo profundo del cerebro, que ayudan a controlar las secuencias de movimiento, como el caminar.

Otra estructura -del tamaño de un terrón de azúcar- que se encuentra en la base del cerebro es el hipotálamo, lugar donde interactúan los sistemas nervioso y hormonal del cuerpo -por la presencia de la hipófisis, glándula que secreta hormonas con efectos sobre una amplia gama de procesos fisiológicos-.

El hipotálamo es el responsable de la regulación de la temperatura corporal; realiza el balance del agua y la sal requerido por el cuerpo; controla el flujo sanguíneo, el apetito y la ingestión de alimentos, el ciclo sueño-vigilia y la actividad hormonal. También interviene en las respuestas a emociones como la rabia y el temor.

El bulbo raquídeo

El bulbo raquídeo o médula oblongada es la continuación superior de la médula espinal -que comienza junto con la columna vertebral en la base del cuello-, limitando hacia arriba con el tallo cerebral. Tiene forma de pirámide ensanchada en posición inversa a la de la médula espinal y mide unos tres centímetros de longitud.

En esta zona están los núcleos que controlan los centros respiratorios, el centro regulador de los movimientos peristálticos del tubo digestivo y, el centro vasoconstrictor, que regula el diámetro de los vasos sanguíneos.

En el bulbo raquídeo también están los núcleos de algunos de los nervios craneales: el hipogloso mayor o nervio motor de la lengua; el glosofaríngeo, que lleva las fibras nerviosas del gusto a la cavidad bucal; el vago o neumogástrico, que lleva fibras a las vísceras (cada uno de los órganos encerrados en las cavidades del cuerpo); y, el espinal, que controla algunos músculos del cuello.


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